Naturismo y fitoterapia
Mi historia
Origen y generación.
Soy Nieto de una curandera indígena maya e hijo de un hierbero curandero, he estado en contacto con las plantas medicinales desde que era muy niño, en nuestra familia «curar» nos viene de herencia pues también soy padre de un médico y con esto seremos cuatro generaciones al servicio de la salud y expertos en temas relacionados a las plantas medicinales.

Primeros pasos
Comencé con esta labor hace casi 30 años, realmente creí que era solo la necesidad, a los 16 años era la necesidad urgente un motor así que inicié trabajando como vendedor de hierbas, estudiaba y trabajaba; realmente era bueno haciendo mi trabajo, les explicaba a las personas sobre plantas de lo que había aprendido y lo que podía documentar en libros de la biblioteca; tenía 18 años y me da pena confesarlo pero la gente me llamaba «médico»
Primeros estudios.
Comencé como autodidacta cuando tenía 18 años, me daba mucha pena que la gente me llamara médico y yo me sentía ignorante, pude iniciar estudios de naturopatía después he tenido la oportunidad de estudiar en la Universidad de Chapingo, en Venezuela, Cuba, Universidad de Tlaxcala y finalmente acceder a una maestría en la Universidad de Barcelona España donde ingresé por merito; pero esto lo enlistaré en mi curriculum profesional, hoy les deseo contar una bonita parte de mi formación.
Los años en las montañas de Oaxaca.
Dije que la necesidad era un importante motor y esta me llevó un día a conocer a los indígenas mazatecos y chinantecos de las montañas de Oaxaca, era joven y me sentía investigador, sobrevivía vendiendo y me quedaba días con mis libros buscando plantas para describirlas y conocer sus propiedades, me entrevistaba con curanderos y curanderas, los llamados «brujos» que no son más que buenos hierberos y así me pude ganar su confianza y aprender de ellos, incluso en la vida han sido parte importante de mi formación y de mi empresa ya que tengo una empresa cooperativa con indígenas que formé años después con los mismos amigos que visitaba. Los indígenas mazatecos tienen un gran dominio sobre plantas enteógenas y chamánicas; hongos, Salvia divinorum, Rivea corymbosa y muchas más, me enseñaron todo lo que pudieron y yo aprendí de ellos, todavía somos amigos, los he visto por más de 20 años.

Mi búsqueda de la verdad
Siempre he confiado en el «poder de las plantas» tenía tanta literatura común que nos decía «el ajenjo es bueno para enfermedades del hígado y puede ayudar a personas con hidropesía» pero yo siempre me pregunté ¿Cómo lo hace, como funciona, por qué? y en muchos años no encontré esas respuestas hasta que mi búsqueda me llevó a Europa, encontré la explicación a todo en la farmacología de las plantas que son base para la fitoterapia, por esa razón he abandonado cualquier conocimiento breve que pude tener antes sobre las plantas medicinales para admitir que las drogas vegetales son entidades farmacológicas y que estudiarlas desde la ciencia profundizando en ellas nos da no solo esas respuestas sino muchas más.

Golpe del destino
Había terminado ya mis estudios en la Universidad de Barcelona y estaba presentando mi proyecto de tesis cuando un día hablaba con mi padre sobre una planta que el conoce como «lengua de víbora» y yo técnicamente le dije «Sanseviera trifasciata» y me dijo se utiliza para la gangrena, siempre he respetado el conocimiento tradicional de mi padre pero hasta ese día no sabía de donde había aprendido y me dijo es que tu abuela (mi abuela murió cuando yo tenía meses de nacido) la utilizaba en personas enfermas de gangrena y después de atender partos , le pregunté ¿Mi abuela curaba? me dijo, no solo curaba sino no cobraba nada y atendía a mucha gente con hierbas, fue una gran curandera maya; entonces hasta ese momento entendí que nada en la vida es por simple consecuencia, pensaba que la necesidad me había empujado a tanto porque según yo de joven soñaba con estudiar leyes y ese día entendí que era el destino y lo que la gente de forma común llama el «don», apartado de mi padre busqué este camino, comencé a vender hierbas sin su tutela, me fui a las montañas sin impulso, me fui a Europa buscando la verdad científica de las plantas medicinales sin darme cuenta que era como mi genética una carga generacional.
